.:. La infancia de un ser celestial:
Itzel no podía comprender qué le ocurría. Desde niña llegaban a su mente conceptos, ideas, imágenes y hasta sonidos los cuales raramente podía compartir con otros, incluidas sus amigas y familiares más queridos y cercanos y hasta sus propios padres. Era como si sus pensamientos vinieran de algún otro lugar distante y no tuvieran cabida en la sociedad que la rodeaba. Eso la hacía sentir un poco como “una loca” que no era de este mundo. Como si realmente su familia fuera otra y, por lo mismo, aquellas ideas tan cercanas a su corazón las mantenía en su interior en total silencio.
Eran tan extraños para ella conceptos tan tan comunes como: Trabajar solo por dinero, acumular posesiones, vivir esclavizado socialmente por la ilusoria obsesión de obtener fama y reconocimiento o matar a seres sintientes como son los animales para comérselos, entre otras muchas cosas, pero más extraño era para ella que esa misma sociedad se quejara de los numerosos robos que sufría cuando los valores de casi todo el mundo se centraban en ambicionar más. Igualmente extraña le era la queja de la sociedad sobre la violencia y los asesinatos de parte de los de su especie cuando veía tanta insensibilidad para con las otras especies. Simplemente no entendía como ellos no comprendían algo que para ella tenía una relación tan obvia.
Nunca se había sentido demasiado interesada en jugar con muñecas o ‘a la casita’. Prefería saltar y correr. Le gustaban la naturaleza y los animales aunque no tanto los insectos como a los niños y por ello, aunque tenía dos hermanos, muchas veces prefería jugar sola. Se aburría un poco con las niñas, y los niños le parecían algo toscos y a veces demasiado crueles.
Desde los primeros años de su infancia se había nutrido de la exuberancia de la naturaleza pues había crecido en una pequeña población de la zona Maya muy cercana a la zona energética de Chichen-Itza, rodeada de la vegetación y la fauna de la selva tropical. Pero, aunque la historia que le habían contado desde siempre repetía que había nacido una noche durante una fuerte tormenta con abundantes rayos, igualmente sus visiones internas le contaban una historia diferente pero confusa y que no podía apoyar con sus aún más vagos recuerdos. De lo que sí estaba segura, pues se lo habían repetido numerosas mujeres y hombres de conocimiento de la zona, era que su nombre estaba vinculado con su origen y con el cielo y sus señores, los Itzaes. De hecho de haber sido varón su nombre hubiera sido Itzae, regalo divino o del cielo, pero siendo mujer el nombre que le correspondió fue Itzel, lucero del alba o de la mañana y que se asociaba con seres tan elevados como Kukulkan, el Quetzalcoatl maya.
Sin embargo aquella realidad había quedado atrás muy pronto en su infancia pues su familia había tenido que trasladarse a vivir al centro del país, a la ciudad de Tula en el estado de Hidalgo. Allí su entorno, incluidos paisaje, clima, flora y fauna se transformaron radicalmente al igual que sus juegos. Ahora patines y una pequeña bicicleta se alternaban en sus juegos con mascotas.
.:. Un sistema educativo carcelario:
Tan pronto tuvo edad sus padres empezaron a llevarla a la escuela. Allí Itzel se sentía como en una prisión. Con custodios que le indicaban por horarios qué pensar, cómo pensar, cuándo comer qué y cómo, cuándo descansar o entretenerse y, como a una mascota, le daban ocasionales recompensas tendientes a reforzar su entrenamiento cuando repetía sin reflexionar lo que le decían que tenía que repetir, aun cuando en su interior sentía que aquello no era del todo así o que había otras posibilidades para la verdad, pero si no lo hacía recibía castigos que podían repercutir en otros más en casa como perdidas de privilegios y derechos, mayores encierros o hasta sanciones físicas. En cambio, si decía y hacía lo que se esperaba de ella, le decían cosas como ¡Qué inteligente eres! o ¡Qué estudiosa! o ¡Qué buena niña! y otras cosas que aunque le parecían absurdas, al menos le permitían tener tranquilidad para tener espacio para ella y sus vivencias. Y aunque algunas veces lo niños varones tenían en algunos aspectos un poco más de libertades que envidiaba, realmente las cosas no eran mucho mejores para ellos. Como lo veía con los adultos, la estaban programando como a un robot, para insertarla más adelante a desempeñar un papel en la sociedad. Lo único que verdaderamente disfrutaba de la escuela eran las frecuentes salidas con sus compañeros a excursionar por las zonas aledañas por ejemplo en busca de ejemplares para ilustrar clases como la de biología y por supuesto, por la cercanía, eran frecuentes las visitas a la zona arqueológica con su pirámide coronada de gigantescos Atlantes que tanto la intrigaban y de los que tan solo le decían sus profesores que eran columnas esculpidas. Más de una vez jugando en la zona había encontrado entradas a túneles en cuyo interior sentía una especie de llamado pero se detenía pues algo interno le decía
- Aún no es el momento.
Un consuelo que fue encontrando, al menos, fue el hecho de que con el paso del tiempo, a medida que crecía, las materias de la escuela se volvían un poco más interesantes y hablaban de cosas que resonaban, al menos en parte, con su corazón y la llevaban a soñar despierta.
Sin embargo esa soledad le hacía bien pues le permitía dar rienda suelta a su imaginación que además nutría de manera permanente por medio de la lectura de cuanto libro caía en sus manos. Era común que literalmente devorara cuanto título encontrara, de todo tipo, tema y género. Tanto los de las pequeñas bibliotecas de casa y de la escuela, como los que conseguía prestados por medio de sus maestros y compañeros. Apenas con ellos podía dialogar, y así los autores de los mismos pasaban a ser como espíritus cómplices de los pensamientos de su mente y los anhelos de su corazón. Poco a poco por medio de ellos se fue despertando su pasión por la aventura, por el pasado, por la ciencias, por lo fantástico, por las tierras remotas, por la geografía, por el espacio, etc., etc..
.:. La percepción femenina:
La mujer dentro de ella poco a poco empezó a enfrentar una encrucijada. A medida que crecía y se iba sintiendo más y más atraída por los chicos, igualmente se negaba a convertirse en la mujercita dedicada sólo a lucir atractiva para gustarles y más adelante conquistar alguno, casarse, tener hijitos y finalmente jugar a la casita.
Años después, cuando ya sus hermanos debían entrar en la universidad y el tiempo se acercaba para ella, sus padres habían decidido mudarse a vivir a la ciudad de México, donde se encontró con una inmensa y bulliciosa ciudad de ritmo frenético con la que le fue difícil relacionarse. Igualmente, a diferencia de sus compañeras de aquella pequeña ciudad con horizontes un poco más pueblerinos y por lo mismo mucho más tradicionales, ahora se encontraba con compañeras adolescentes con mucho más influencia mediática del mundo, y en ello se destacaba especialmente el interés por los chicos y la sexualidad. La moda, el maquillaje, la coquetería eran temas que ocupaban casi exclusivamente las mentes de prácticamente la totalidad de sus compañeras citadinas y eso no resonaba mucho con ella.
Intuitivamente sentía que la belleza interna era la más importante y que seguro siempre existiría algún hombre que la sabría percibir y apreciar. Esa era la belleza que ella quería cultivar por encima de todo, no una efímera belleza externa y material. Además sabía que nadie es realmente feo, es solo la percepción del observador quien determina la belleza o la fealdad. Ella se sabía y se percibía hermosa y eso le bastaba pero se lamentaba de que no pocas de sus compañeras, carentes de esa confianza que tenía en ella misma e influidas fuertemente por modelos sociales estereotipados solo pensaran en su apariencia y con ello en modas y dietas o en métodos para comer y no engordar. Reflexionaba profundamente en eso que constituye la percepción y la realidad, especialmente cuando veía a alguna de esas chicas caer en extremos de delgadez corporal y sin embargo seguir obsesionada con el “hacer algo para no estar tan obesa”. Obesa ¿según quién?. Esas cosas le llevaban a cuestionarse profundamente para sus adentros.
- ¿Será que acaso estamos colectivamente hipnotizados, como en un sueño?. Y, ese sueño ¿Será natural o dirigido por algo o por los intereses de alguien?. Pero no tenía respuesta.
Nacida en la segunda mitad del siglo XX podía explorar opciones que habían permanecido cerradas casi completamente a la mayoría de las mujeres desde hacía siglos. Era parte de una generación de mujeres que, aunque aun muy controlada por la sociedad en ciertos aspectos, tenía frente a sí un horizonte mucho más amplio de posibilidades y ella quería intentar acceder a ellos.
En el pasado algunas mujeres habían logrado seguir sus llamados hacia la búsqueda de lo trascendente, más allá de los papeles y limitaciones impuestas socialmente. Entre ellas Sor Juana, la llamada décima musa mexicana, el ave fénix de América, o Hypatia, la matemática, astrónoma y filósofa de Alejandría, entre otras tantas más. Así como ellas quería ser, no por la fama, sino por seguir el llamado interno de su mente y su corazón que, como a ellas, le llevaba por los caminos de la búsqueda de la verdad en los diversos campos del conocimiento que, como lo intuía ella, al final deben converger en uno solo cuando se alcanza la anhelada Verdad.
Intentar comprender aquellas experiencias que la acompañaban desde la infancia y que continuaban vivas le era igualmente importante, pero desde otra perspectiva, pues, aunque al menos sobre algunas de ellas podía compartir ocasionalmente con una de sus tías abierta a esos temas, al final ésta terminaba haciendo referencia más bien de manera rígida y dogmática a la religión en la que finalmente se refugiaba sin tener interés en comprender o ir más allá.
Pasada la difícil etapa de la adolescencia donde la confusión interna se concentra para convertirse en rebeldía contra casi todo, llegó a su mayoría de edad y con ello la oportunidad y la responsabilidad de decidir hacia donde encauzar sus pasos para el futuro contando cada vez menos con la amorosamente protectora, pero igualmente restrictiva, presencia de sus padres.
.:. Las promesas de la academia:
Dados sus intereses en múltiples áreas del conocimiento, tanto de las humanidades como de las ciencias, sintió que la arqueología podría ser el área donde encontraría las respuestas que buscaba sobre todos aquellos temas. Durante el año previo a su ingreso a la universidad había investigado confirmando que temas muy de su interés como el estudio de los hechos, las costumbres y las lenguas de los pueblos, objetos de estudio de la historia, la antropología y la filología respectivamente, estaban incluidos. Asimismo por la lectura de publicaciones especializadas se había enterado que además del trabajo de campo en sí mismo, la naturaleza tenía cabida por medio de la geografía y la botánica, que en algunas investigaciones se incluían y hasta la arquitectura jugaba un papel fundamental.
Igualmente la arqueología se apoyaba de los últimos avances tecnológicos de las ciencias como por ejemplo la física en los estudios del subsuelo por medio de la llamada prospección por resonancia magnética, o por métodos acústicos o electro-resistivos, o la espectrometría de masas y la datación cronológica por medio del decaimiento radioactivo del carbono, entre otras técnicas que se auxiliaban de diversos análisis químicos tendientes a determinar la composición de los restos del pasado. Incluso la astronomía estaba presente y podía servir de apoyo para determinar la orientación cósmica de las construcciones del pasado, la llamada arqueoastronomía. Definitivamente la arqueología era su área de interés, no sabía del todo por qué pero estaba segura que en ella encontraría respuesta a las múltiples interrogantes que la habían acompañado durante toda su vida.
Sin embargo transcurridos tan solo unos pocos semestres, una vez más Itzel se empezó a dar cuenta que aquellos estudios en los que tanta esperanza había puesto y que ella creía representarían por vez primera su libertad total para pensar, estaban llenos de preguntas sin respuestas, de verdades contradictorias e incompletas que los profesores preferían evadir o que sostenían de manera irracional y autoritaria con argumentos como tal autor o investigador muy afamado lo dice enfatizando que ellos igualmente lo sabían, hecho respaldado por sus múltiples años de estudios que incluían, en algunos casos, posgrados en el extranjero.
.:. La realidad académica:
No pasó demasiado tiempo en que Itzel se sintiera decepcionada con todo aquel sistema que parecía más bien fomentar la acumulación de datos con el mismo propósito que veía desde su infancia, hacer que la motivación final fuera el obtener reconocimiento, prestigio, fama y privilegios donde sus miembros se acomodaban en pequeños cotos de poder del conocimiento en el que se superespecializaban perdiendo el interés en la perspectiva global. Parecía que cada uno de sus profesores en el fondo buscaba un área donde ser el experto y así no ser cuestionado ni amenazado por un sistema abstracto, que sí parecía tener una perspectiva más unificada y que decidía por los demás qué y cómo pensar. Aquella sensación cada vez la acompañaba más y más, incluso era compartida por algunas de sus compañeras y compañeros de otras áreas, aunque eran realmente pocos los que reflexionaban. La mayoría parecía no cuestionarse y sólo esperaba su momento para insertarse de lleno en el sistema y empezar a cosechar privilegios, acumular cosas y eventualmente jugar a la casita, a la empresita, al puesto u otros tantos juegos de poder más. Las extrañas conexiones de la mente de Itzel la llevaban a percibir a sus compañeros, obsesionados solo por acabar rápidamente sus respectivas carreras, literalmente como conejos corriendo tras sus zanahorias.
Sin embargo el tiempo había transcurrido y con él los cursos, así que cuando empezó a darse cuenta cabal de todo y de que su corazón ya no se encontraba como al principio entre aquellas ideas, ya casi había terminado sus estudios y con ellos una nueva esperanza surgía.
- ¿Y si pudiera realizar mi servicio social y luego mi tesis en áreas de mi mayor interés y allí aportar algo?
Esa nueva esperanza la motivó a terminar sus estudios y a enfocarse en alguna de las múltiples áreas aparentemente disponibles. Solo en apariencia pues los comentarios de parte de sus compañeras y compañeros más cercanos que ya estaban en las etapas finales de titulación, e incluso de algunos de los arquéologos titulados quienes dirigían los proyectos, hacían referencia a la existencia de un sistema de comités encargados de evaluar proyectos y asignar recursos económicos mismo que actuaban de manera oculta y silenciosa como antaño los inquisidores, sin dar oportunidad a quienes los presentaban a defenderse públicamente o saber los motivos del veto. Lo que sí era claro es que había cotos de poder y éstos tenían temas tabú, y lo más grave es que incluso compañeros de otras áreas como las ciencias y las artes se quejaban de lo mismo. Todo aquello regresaba a Itzel a su vieja pregunta:
- ¿Hay algo o alguien que dirige todo esto como parte de un plan concreto o es solo un tabú temático construido por el inconsciente académico colectivo, temeroso de perder privilegios ganados con mucho esfyerzo o de avanzar hacia nuevas formas de pensamiento? . Muy pronto empezaría a tener las primeras respuestas.
Si bien comprendía en parte, o al menos trataba, el rígido academicismo de sus profesores cuya posición y prestigio dependía que mantuvieran permanentemente la actitud de que tenían todas las respuestas y la falta de imaginación para atreverse hacia nuevas hipótesis y formas de pensamiento, había menguado fuertemente su entusiasmo inicial de estudiar arqueología.
Por sus propias investigaciones extracurriculares sabía que había incontables evidencias arqueológicas reportadas que eran excluidas de los modelos sólo por que los mismos no encajaban y que eso mismo ocurría no solo en la arqueología sino en todas las áreas. Aquello no le molestaba especialmente entendía, como le decían sus profesores, que la responsabilidad de una universidad o escuela es transmitir solo aquello que se sabe de manera comprobada. ¡Claro que lo entendía!, era parte de un veneno, el veneno de la corriente científica que desde hacía muy pocos siglos permeaba cada vez más y más y que busca medirlo todo, pesarlo, tocarlo, clasificarlo como si ese método pudiera agotar la suma de las posibilidades de la experiencia humana. También entendía que las teorías en cualquier área son solo modelos, modelos históricos, antropológicos, filológicos, físicos, matemáticos, geométricos, biológicos que pueden ser y de hecho son continuamente perfeccionados, o al menos ese debería ser el caso, pero al final llegaba a las mismas conclusiones, tanto por experiencias diversas en su propio campo como por los comentarios de sus compañeros de otras áreas. Parecía que había áreas y temas prohibidos, permanentemente prohibidos, que los hacían sentirse frustrados pues eran justamente esos temas los que parecían más interesantes y los que verdaderamente prometían extender las posibilidades del conocimiento, resultando de gran beneficio para la humanidad. Lo que aún no sabía era que más adelante aquella intuición encontraría respuestas y hasta sorpresivamente se encontraría con que las aparentemente diferentes áreas con sus tabúes convergerían en su vida.
.:. Construyendo una perspectiva:
Como toda perspectiva de la vida, Itzel fundamentaba su visión en base a las experiencias que acumulaba y estas le decían que había algo extraño. A lo largo de los años, antes de ser estudiante y ser influida por la ortodoxa visión académica, había leído en múltiples revistas no especializadas que hacían referencia a numerosos descubrimientos extraordinarios hallados en las zonas más diversas del planeta, sin embargo de éstas no había la menor mención en dichas revistas o en los textos escolares oficialmente avalados. Era como si hubiera dos realidades, digamos la realidad “real” y la aceptada oficialmente.
Un claro ejemplo de todo ello, bien conocido e incontrovertible hasta para el más rígido y ortodoxo de los arqueólogos defensores de la academia y su método, era el caso de Heinrich Schliemann, un hombre del siglo XIX cuyas facultades intuitivas y de imaginación no habían sido minadas por los estudios formales y ello le había permitido descubrir los restos de las ciudades clásicas griegas, entre ellas la legendaria Troya descrita por Homero en su Ilíada. Búsqueda ridiculizada por la academia cuya postura oficial consideraba que aquellas ciudades eran tan solo un mito. Itzel incluso había leído alguna versión que hablaba de que, tanto los textos de Homero como la observación de un antiguo grabado que representaba aquellas ciudades, habían producido en su descubridor la revelación de su ubicación. Esa historia resonaba profundamente con ella pues ese tipo de cosas, como el tener revelaciones o visiones, le ocurrían desde la infancia.
Aquella reciente historia de la arqueología se sumaba a otras ideas del pasado de las ciencias, como por ejemplo la creencia de que la tierra era plana y que era el Sol quien giraba alrededor de la Tierra, entre otras impuestas colectivamente bajo pena de castigo por herejía. Parecía que en aquellos tiempos ese poder, que ella intuía existía, fuera ejercido por los poderosos de la iglesia, papel que ahora parecía desempeñar la academia quien apenas a principios del pasado siglo afirmaba categórica -apoyada en sus modelos de aerodinámica “moderna” incapaz de explicar el vuelo del abejorro- que era del todo imposible construir un aparato más pesado que el aire que pudiera volar, advertencia que afortunadamente desconocían los pioneros de la aviación.
Itzel empezaba a comprender que quizá aquel poder mayor se mimetizaba como con un disfraz adaptándose a los tiempos que corrían a veces más “espirituales” en apariencia y en siglos recientes más racionales, dualidad que intuía era posible trascender y que entonces se alcanzaba la Verdad.
.:. Siguiendo el llamado del corazón:
Sin embargo todas aquellas decepciones tendrían su recompensa de alguna manera. Si bien la mayoría de sus profesores se mantenían cerrados a los cuestionamientos sobre formas alternativas de pensamiento, no todos comulgaban con ellas aunque ello pareciera ser así. Uno al menos había observado el pensamiento crítico e independiente de Itzel y le agradaba su pasión por aprender y por la arqueología, aunque lamentaba verla cada vez mas decepcionada, así que decidió intervenir y de pronto todo empezó a cambiar para ella.
Aquel maestro de una de las materias de último semestre la invitó a participar en un grupo multidisciplinario de investigación con la intención de que realizara con él su servicio social y más tarde quizá la tesis. Lo interesante de la propuesta para Itzel era por un lado la posibilidad de colaborar con un grupo integrado por alumnos y profesionales de diversas áreas. En el grupo encabezado por su maestro, licenciado en arqueología, colaboraban diversos futuros arqueólogos y antropólogos en formación y para ese proyecto contaba con el apoyo de estudiantes de ingeniería electrónica y computación encargados del manejo del equipo instrumental así como de la obtención de datos y su procesamiento. Ese equipo humano a la vez se apoyaba ocasionalmente en otro, formado por físicos con diversas especialidades desde la nuclear hasta la astronomía e igualmente algunos químicos.
Itzel hacía tiempo que había perdido la esperanza de poder adentrarse en tantas áreas del conocimiento tan especializadas, así que se limitaría a realizar su servicio social participando como apoyo para su maestro. Sin embargo aquella tarea resultaría por si misma suficientemente estimulante.
El profesor y responsable del grupo organizaba de cuando en cuando salidas de campo con sus alumnos a diversos sitios. Algunas veces, después de obtener permisos especiales con sus conocidos y amigos, los llevaba a bodegas no accesibles al público en general donde se almacenaban objetos en cantidades tales que muchas veces ni la conservación era adecuada, ni la catalogación ni el análisis posibles. La riqueza del pasado, tan sólo de la zona central de México era tan vasta que no había tiempo ni presupuesto que alcanzara. Pero sobre todo, su maestro se interesaba en mostrarles objetos que, una vez más, confirmaban en Itzel la existencia de una superestructura rectora encargada de censurar y determinar cual era el conocimiento que debía o no salir a la luz.
Algunas censuras parecían inocentes y apenas producto de una mentalidad estrecha y prejuiciosa, como por ejemplo la que recaía sobre incontables objetos asociados supuestamente a ritos de fertilidad cuya índole sexual era considerada demasiado explícita. Entre ellos se encontraban falos o figuras que mostraban sus genitales o posturas coitales de pareja u otras las cuales recordaban, a los pocos privilegiados que podían observarlas, a las del templo de Lakshmana, en Khajuraho India, pero que en México eran mantenidas dentro de bodegas en cajas y fuera de la vista del público.
Aquella censura promovida por grupos ultraconservadores de extrema derecha vinculados con el poder de la iglesia, aunque cuestionable, era apenas un inocente juego de niños comparada con la que recaía sobre otros objetos y descubrimientos que se mantenían igualmente ocultos por la censura oficial. Entre ellos se encontraban artefactos que simplemente por su forma, materiales o técnica de manufactura ponían en serio entredicho hasta las ideas más progresistas sobre la humanidad y su Historia. Simplemente no debían existir y ello se confirmaba al realizar incontables análisis de todo tipo: Ópticos, metalúrgicos, de decaimiento radioactivo, etc., etc., que demostraban características que resultaban increíbles en cuanto a su antigüedad y la tecnología necesaria para su manufactura misma que, incluso cada vez más y más expertos de muy diversas áreas del siglo XXI reconocían, no poder incluso actualmente reproducirlas. Lo mismo se afirmaba que ocurría con los hallazgos de otras zonas arqueológicas del resto del planeta: Egipto, Irak, el altiplano andino, etc., etc., las cuales igualmente eran ocultadas sistemáticamente como si fuera parte de una agenda mundial. Ahora a Itzel, con la evidencia ante sus ojos, le constaba que aquello que intuía desde hacía tiempo era verdad, al menos en México. La historia como se daba a conocer oficialmente apenas muy pobremente representaba a la verdad.
Aquel profesor al ir constatando las cualidades de Itzel, entre ellas su apertura mental hacia nuevas perspectivas, su capacidad de colaboración y su discreción, la invitó a participar directamente en un proyecto que, si bien contaba con aprobación oficial por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organismo gubernamental de cuya evaluación dependen absolutamente todos los proyectos arqueológicos de México, estaba financiado por un grupo privado.
.:. Un proyecto privado:
A diferencia de todas las otras reuniones de trabajo a las que hasta ahora había sido invitada y que se habían llevado a cabo siempre en espacios de la propia escuela como aulas, pequeños salones o la propia oficina de su maestro o hasta muy ocasionalmente en alguna cafetería cercana, para este nuevo proyecto la cita sería realizada en un lugar más distante ubicada en una de las colonias más exclusivas ubicadas al Norte de la ciudad.
El día y hora señalados se dieron cita puntualmente los integrantes del equipo que habían sido llamados. Tan pronto se anunciaron fueron conducidos a una pequeña sala privada donde se les pidió esperar. Pocos minutos después se hizo presente un hombre de aspecto extranjero que hablaba perfecto español con un casi imperceptible acento que parecía alemán. Después de saludar al profesor y posteriormente presentarse con el resto de los asistentes, gentilmente confirmó que se les hubiera ofrecido algo y, hecho lo anterior, procedió a invitarlos a tomar asiento, haciendo él lo mismo.
Evidenciando que aquel encuentro no era el primero entre este hombre y el profesor, dijo sin preámbulos
- ¡Gracias por aceptar nuestra invitación y presentarnos a su equipo, profesor!. Como seguramente ya fueron informados, han sido considerados para integrarse a un proyecto en el que figura como responsable su maestro. En el mismo colaborarán directa e indirectamente otros investigadores especializados en diversas áreas de otros países y contará con financiamiento privado de parte de nuestro grupo. Ustedes serán el grupo mexicano de enlace.
Las palabras de aquel hombre sonaban un tanto enigmáticas: ¿Otros países?, ¿Grupo de enlace?, pero los presentes tenían confianza en su maestro y además la oportunidad sonaba tentadora. Nada perdían con escuchar. Aquel hombre continuó.
- Todos ustedes han sido recomendados por el profesor quien los ha seleccionado para integrarse al proyecto. Esta es solo una formalidad para conocernos pues yo seré el enlace directo y único entre el grupo de financiamiento y ustedes, aunque el responsable a cargo sera su maestro y es con él con quien deberán dirigirse para cualquier cosa.
- Entre las diversas cualidades por las que cada uno de ustedes se ha destacado -continuó-, se encuentran su excepcional desempeño profesional, su pasión por la investigación con una mentalidad abierta, sin prejuicios y, una de las más fundamentales, y definitiva, por la que fueron seleccionados, su discreción.
- Este proyecto requerirá -dijo enfático- ¡Absoluta discreción a partir de este instante! ¿Están de acuerdo? -interrogó el personaje-. Es una condición indispensable para continuar siendo candidatos.
Los jóvenes asistentes, aunque previamente informados en parte, se mostraban ahora sorprendidos y por lo mismo buscaron por un momento el rostro de su maestro quien se limitó a observar en silencio la escena a la vez que descansaba la cabeza en el brazo apoyado sobre la mesa, con la palma de la mano entre su mejilla y su barbilla. Después de una breve pausa de reflexión unánimemente manifestaron estar de acuerdo, dicho lo anterior el anfitrión prosiguió.
- Absolutamente ningún detalle sobre esta investigación deberá mencionarse, ni siquiera en una charla casual con amigos, conocidos o familiares y tanto las publicaciones como los resultados de las mismas serán previamente autorizados por un comité en el que nos encontraremos el profesor y un servidor. Pero como ya comenté antes, él será su enlace y sólo lo que él les autorice podrá ser divulgado o publicado. ¿De acuerdo?
Después de la unánime confirmación de parte de los asistentes, dijo:
- Por supuesto la gran interrogante detrás de todo esto es: ¿De qué trata este proyecto?. Para responder esa pregunta tendremos a continuación una presentación preparada por el profesor quien tomará la palabra.
El profesor sacó del bolsillo de su camisa un dispositivo de memoria que entregó a quien anteriormente tenía la palabra. Segundos después una enorme pantalla que se encontraba en la habitación se encendió y como dirigiéndose a alguien invisible más que al profesor dijo ¡Estamos listos!. Entonces apareció la primera ilustración que acompañaría su charla.
El profesor comenzó diciendo
- En el ámbito de la arqueología oficial, hace algunos años, un equipo encabezado por un físico de la Universidad Nacional Autónoma de México de apellido Menchaca realizó un experimento dentro de la pirámide del Sol en Teotihuacan con el fin de determinar la existencia de cámaras ocultas en la estructura por medio de detectores de partículas subatómicas denominadas munones. Este experimento ya había sido llevado a cabo años atrás en la pirámide de Gizah en Egipto, por un equipo encabezado por otro físico norteamericano de apellido Álvarez laureado con el premio Nobel quien sugirió el experimento. Los equipos de detección, tanto el de Gizah como el de Teotihuacan, fueron colocados debajo de las pirámides, en cámaras subterráneas descubiertas ambas apenas en tiempos relativamente recientes.
.:. Más allá de la arqueología oficial:
Haciendo una pausa para beber un sorbo de agua, el profesor continuó diciendo
- Si bien al respecto de lo anterior pueden ustedes constatar cuanto gusten por ejemplo en internet, la historia detrás es muy diferente. Por un lado aquellas cámaras, las cuales la arqueología oficial pomposamente se atribuye su reciente descubrimiento, han sido conocidas desde hace milenios y han sido igualmente custodiadas celosamente por guardianes. Este es un hecho negado por el sistema quien pretende desconocerlo y hasta lo ridiculiza por diversos motivos. El más simple e inmediato es que nosotros los arqueólogos, al igual que los profesionales de otras áreas, en la mayoría de los casos, con nuestros estudios, artículos y grados académicos nacionales e internacionales, la mayoría de las veces sacados por medio de libros y artículos de otros que igualmente solo han leído a otros sin haberse tomado la molestia de constatar hechos, nos consideramos muy superiores a quienes desde hace milenios mantienen contacto directo con el conocimiento custodiado por medio de la tradición. En todos los pueblos del planeta existen mujeres y hombres que son depositarios de un muy antiguo conocimiento cuya misión es de custodia para beneficio y sólo para el beneficio de la humanidad en su conjunto y de nadie más, y no para vanagloriarse con él o hacer mal uso del mismo. Ellos saben desde hace mucho mucho tiempo cosas que apenas la arqueología oficial y otros campos están re descubriendo e incluso otras que aún no es capaz ni siquiera de imaginar.
Aquellos arqueólogos o investigadores en general que solo están interesados en el currículum y el reconocimiento académico se encuentran tan adormecidos por un sistema de control que aún no son capaces de ver cómo son utilizados para las finalidades de ese mismo sistema y se prestan como peones a cambio de insignificantes premios.
- ¿Entienden ahora por qué la discreción ha sido una cualidad fundamental para que fueran considerados? -preguntó retóricamente sabiendo todos que no se esperaba una respuesta de su parte.
Aquellas palabras del profesor resonaban profundamente en Itzel y él lo sabía perfectamente pues conocía su intuición y su sensibilidad. Sin embargo por vez primera en esa reunión su alumna lo escuchaba expresarse de esa manera, pues igualmente hasta ahora él había sido discreto con sus proyectos y forma de pensar. El profesor continuó.
- Debido a las grandes restricciones existentes, impuestas por el propio sistema muy especialmente en el área de Teotihuacan, nuestro proyecto, con el fin de que fuera aprobado, fue presentado como algo muy modesto. El objetivo del mismo es realizar mediciones superficiales, sin permiso para hacer ningún tipo de excavación y en un lugar alejado varios centenares de metros de la zona principal y de la gran avenida comúnmente conocida como camino procesional o calzada de los muertos.
Mientras el profesor hablaba, la presentación lo apoyaba mostrando imágenes de la conocida zona. En el preciso instante que mencionó el sitio de exploración apareció una imagen de la retícula de Teotihuacan que mostraba las coordenadas exactas del lugar seleccionado. Continuando con su presentación dijo:
- Este emplazamiento se reporta como muy poco explorado, pero existen estudios previos, sin mayores detalles, que indican la presencia de edificaciones que, aunque menores, son interesantes y justifican el proyecto y su aprobación pues, sobre todo, su localización no aparece como amenazante para los intereses del sistema.
Mientras escuchaban aquello los jóvenes igualmente se dirigían silenciosas miradas entre sí las cuales reflejaban extrañeza, mismas que más tarde dirigirían nuevamente hacia su maestro quien continuaba con la presentación. Aquellos rostros evidenciaban todos la misma pregunta.
- ¿Y es necesario tanto secreto sólo para esto?
Dando respuesta a esa obvia interrogante se dirigió a ellos afirmando
- Puedo leer en sus rostros sorpresa y decepción debido por un lado a las exigencias tan extremas solicitadas para participar en un proyecto que parece tan insignificante y cuyo mérito apenas parece ser el de llevarse a cabo en la zona de Teotihuacan. Ante tal afirmación todos los presentes, a excepción del anfitrión quien observaba, movieron la cabeza asintiendo. El profesor continuó.
- El mérito principal del proyecto es que nos permitirá el ingreso a la zona con diversos equipos de prospección geofísica. Ello nos dará el tiempo necesario para llevar a cabo un segundo proyecto no existente oficialmente, nuestro objetivo verdadero.
Sin embargo, esperando el momento para sorprenderlos, guardaba un comentario justo para ese preciso momento.
- Aunque sagaces como sé que son todos ustedes, no he visto ningún momento que se hayan preguntado algo de los más fundamental: ¿Cómo han sido seleccionados para formar parte de este grupo?. ¿Cómo sabíamos que aceptarían las condiciones? y sobre todo ¿Cómo podíamos confiar en su discreción para revelarles la existencia de un segundo proyecto oculto en un proyecto oficial aparentemente de poca importancia, pero en el que estoy seguro igualmente no dudarán en participar?.
Nuevamente los jóvenes se miraron entre si mostrando igualmente expresión de sorpresa pero ahora de un tipo muy diferente al anterior, similar a la que surge cuando se es descubierto infraganti. El profesor guardó silencio mientras los observaba y así dejó pasar unos segundos como disfrutando el haberlos “atrapado”. Después, retomando la palabra dijo:
- Cada uno de ustedes tienen cualidades muy concretas en sus cuerpos sutiles que serán de gran ayuda para el segundo proyecto, pero una fundamental que es común a todos es pureza de alma y corazón. Requisito esencial.
Al escuchar aquellas palabras los ojos de los jóvenes simplemente se desorbitaron, en tanto los rostros del anfitrión y el profesor esbozaban una leve sonrisa de complicidad.
El profesor continuó diciendo
- Por ahora tomen lo anterior tan sólo como un comentario y por favor permítanme continuar con la presentación. ¡Más adelante todo esto será más claro, se los aseguro!
.:. La restauración de Teotihuacan:
- Como es del conocimiento de la mayoría de los presentes, a principios del siglo XX un reconocido arqueólogo de apellido Batres fue comisionado por el Gral. Díaz, entonces presidente, para realizar importantes obras en Teotihuacan y ello dio inicio a la “arqueología oficial mexicana” patrocinada por el estado. El propósito era mostrar a México ante el mundo con motivo de las celebraciones de las fiestas del centenario de la independencia. Batres igualmente formó parte del equipo científico encargado de la identificación de los restos de los héroes de la independencia mismos que más tarde serían depositados en el monumento a la independencia inaugurado en 1910. Si bien lo anterior es parte de la historia oficial, detrás de la misma hay otra más profunda y por lo mismo menos conocida, aceptada y difundida y es ésta la que nos concierne sobretodo para nuestros propósitos.
- Anteriormente hice mención de la existencia de guardianes existentes en todas las tradiciones del planeta, mismos que por supuesto existen en México. Estos guardianes son personas que, producto de su elevado nivel de consciencia, han dejado de lado la búsqueda de los comunes intereses personales para dedicar su vida a cumplir una misión que les es encomendada y cuyo fin último es el bienestar de la humanidad. Ese elevado nivel de consciencia les permite obtener una perspectiva Superior de los hechos que conforman la historia y es común escucharles decir que así como ellos (las mujeres y los hombres) tienen una misión de vida, lo mismo ocurre con las naciones.
- Desde su perspectiva, así como lo más importante para ellos, es el cumplimiento de su misión individual, la cual consideran una misión espiritual, una encomienda Superior o divina. Igualmente consideran que el objetivo último de una nación es el de cumplir con su misión, la cual en última instancia es lo que permite la preservación de algo que, aunque intangible, es lo único que consideran real y trascendente, el Espíritu.
- Esa perspectiva les permite comprender eventos, por ejemplo en la caso de la historia de México, de otra manera. Me limitaré inicialmente a mencionar hechos sobresalientes de los cinco siglos recientes aún cuando los mismos han ocurrido en siglos anteriores y que se pierden en la noche de los tiempos. Para ellos, el encuentro entre América y España, no es una tragedia que lamentar sino una cita cósmica de intercambio y enriquecimiento cultural planetario que se había tejido previamente con el intercambio que ocurriera cinco siglos antes, alrededor del año mil entre España y Oriente medio durante las cruzadas y donde el motor es el espíritu igualmente, el espíritu cristiano. A finales del siglo XV guardianes de España y México, altos iniciados templarios y toltecas respectivamente, sabían que era momento para el encuentro entre aquellos dos mundos, un milenario reencuentro realmente, tema que nos concierne muy en especial pues está asociado con el pasado remoto de Teotihuacan y al que más adelante haré referencia.
Antes de continuar el profesor bebió un trago de agua para humedecer su boca y clarar su garganta. Igualmente aprovechó la pausa para limpiar sus gafas. Terminado lo anterior continuó diciendo.
- Uno de aquellos iniciados encargados de la misión de enlace fue aquel hombre comúnmente conocido por la historia como Colón, aunque su nombre verdadero y hasta su origen son otros y están asociados con lo que era su misión, entregar la luz. Para el cumplimiento de ésta contaba con antiguos mapas muy detallados pues, a diferencia de la creencia popular no se equivocó intentando llegar a la India. Ese destino era tan sólo la parte revelada del plan presentada a los poderosos no iniciados para ganar apoyo, o al menos evitar bloqueos innecesarios y poder así emprender un proyecto que, ya de por sí, era considerado como absurdo dada la creencia general de que la tierra era plana, misma que ridiculizaba y por lo mismo dificultaba una empresa de circunnavegación como aquella. Por otra parte, en el antiguo continente llamado Amerrikua, desconocido hasta ese momento por la mayoría de los europeos, en los lugares ocupados en la antigüedad por los imperios Tolteca e Inca, se preparaba ya el encuentro. Como en el caso de Europa, en las tierras que ahora conocemos como América sólo los iniciados estaban conscientes del inminente encuentro y eran ellos quienes guiando los eventos preparaban a sus pueblos.
.:. La custodia del espíritu de México:
- Apenas muy pocas decenas de años antes de la llegada de Colón a finales del siglo XV, la gran Tenochtitlan se había consolidado como la gran urbe que encontrarían los españoles encabezados por Cortés a su llegada alrededor de tres décadas después. Los guardianes del espíritu de México sabían que era necesaria la destrucción de esa su realidad para dar paso a otra superior. Nutridos por una cosmovisión cíclica que era herencia del pasado milenario y que hacia referencia en pequeña escala a los grandes ciclos cósmicos, entre ellos al de 26,000 años, sabían que la renovación periódica era inevitable y se manifestaba en uno de sus calendarios de 52 años (2*26). Por lo mismo igualmente cada 100 años aproximadamente (104 =2*52), la renovación era propiciada. En el ciclo previo la gran Tenochtitlan había surgido en buena medida producto de la misión realizada por Tlacaelel, ahora, al inicio de un nuevo ciclo, era inminente y necesaria la renovación. La gran Tenochtitlan sería destruida pero no el espíritu de ME XHIC CO como ellos lo pronunciaban. Para ello los guardianes propiciaron un acto en apariencia irracional desde la perspectiva material y en 1521, año de la caída de Tenochtitlan y previa a esta, se llevó a cabo la reconstrucción del palacio imperial con rumbo al Oeste, el rumbo de la transmutación, a fin de propiciar que aunque éste fuera destruido ocurriera la resurrección. Este tipo de actos de preservación no fue interrumpido por los guardianes en siglos posteriores. Por ejemplo en 1624 es realizada la quema ritual del Palacio Nacional, sede del nuevo gobierno y en 1810 la nueva nación surgida del injerto planetario ocurrido por medio del mestizaje entre españoles y nativos, llegaba a su madurez de alguna forma y proclamaba su independencia de la madre patria. Independencia que fue lograda por medio no de una simple guerra, sino de una liderada por guardianes encargados de conducirla como una guerra sagrada. Así llegamos al asunto de Teotihuacan y su restauración en el siglo XX. Tanto ésta como la creación de la columna de la independencia, monumento custodio de un elevado conocimiento, entre otros sobre la historia y sus múltiples ciclos. Coronada por una victoria alada, representación de la guía Superior, son profundos actos simbólicos intencionalmente promovidos, de una u otra manera, por secretos guardianes y todos ellos tendientes a la preservación del espíritu de la nación. Del espíritu de México.
En ese momento Itzel, atenta siempre y aguda observadora tímidamente levantó la manó temiendo interrumpir la ágil presentación de su maestro. Éste, aprovechando una vez más para beber un sorbo de agua, se dirigió a su alumna diciéndole
- Si, dime Itzel.
- Disculpe profesor, quizá me perdí un momento pues en su interesante exposición no escuché que hiciera mención sobre algún evento de custodia del espíritu de México relativo al siglo XVIII. ¿Lo mencionó usted?
El profesor, dirigiéndose a Itzel externó las siguientes palabras a modo de felicitación y más adelante dio respuesta.
- ¡Me alegra que me sigan! Efectivamente no he hecho comentario alguno al respecto de eventos asociados con ese siglo pues es un tema muy extenso vinculado con la restauración de Teotihuacan a inicios del siglo XX. Los eventos del siglo XVIII están asociados de manera muy profunda con una zona delimitada por las principales montañas de México, la Iztaccihuatl y el Popocatepetl y la pirámide ubicada en la ciudad de Cholula en el estado de Puebla y es justamente esa zona la que nos regresa al objetivo fundamental de esta presentación -prosiguió el profesor, quien a pesar de la aparente desviación producida por la pregunta de Itzel continuaba apoyado por las imágenes de la pantalla, hecho que evidenciaba que aquella seguía siendo la secuencia natural de la misma.
- Como saben, la gran pirámide de Cholula es como se dice en lengua nahuatl, un Tlachihualtepetl, un cerro hecho a mano. Misma denominación que se aplicaba para las construcciones de Teotihuacan antes de su restauración. Este Tlachihualtepetl que continúa, como tantos otros en México y el resto del planeta, semioculto sin ser restaurado, tiene la peculiaridad, como saben, de haber sido explorado por el arquitecto Marquina con una técnica muy peculiar. Desde su interior por medio de túneles, y ése es justamente el meollo de nuestro proyecto. Para empezar a aclararlo y con ello su parte oculta, será necesario mencionar algunos antecedentes de la meseta de Gizah, en Egipto.
Justo en ese momento el anfitrión interrumpió abruptamente al profesor diciendo
- Profesor, ha sido una sustanciosa exposición así que a todos nos vendrá bien un descanso. ¿Le parece?. A lo que el profesor respondió viendo su reloj.
- !Así es!, el tiempo ha pasado volando si darme cuenta, perdón.
El anfitrión dijo entonces
-Tenemos preparado para ustedes un pequeño ambigú con bebidas y algunos bocadillos. Por favor pasen al salón de al lado y sírvanse, en veinte minutos regresamos.
Antes de salir el anfitrión se dirigió a una consola ubicada al fondo donde se encontraban diversos controles de audio y vídeo de la sala. Apretó un botón y dirigiéndose a alguien que se encontraba en algún otro lugar dijo
- ¡Por favor detengan la grabación hasta nuestro regreso. Gracias! Dicho lo anterior salió de la sala.
Transcurrido el tiempo acordado regresaron al salón y una vez que estaban todos, tomaron asiento. Una vez dadas las indicaciones de reanudar con la grabación el profesor prosiguió diciendo
- Como mencionaba justo antes de nuestro descanso, el asunto central de todo esto son las pirámides y los túneles, y para ejemplificar cómo esto se relaciona con nuestro proyecto, como dije antes, debo referirme a algunos antecedentes de la meseta de Gizah, en Egipto.
.:. Los túneles de Gizah:
En ese momento aparecieron imágenes en la pantalla relativas a la zona en cuestión que ilustraban la presentación del profesor.
- El tema del que voy hablarles a continuación de forma muy resumida, como todo lo anterior puede exponerse desde muy diversos ángulos y perspectivas pues la verdad depende totalmente del nivel de consciencia. Como ya antes dije, lo que ahora voy a mencionar para la mayoría de los arqueólogos del sistema es una insensatez. Me limitaré a tres antecedentes en estricto orden cronológico.
El profesor, evidenciando alguna molestia en su garganta que intentaba aliviar carraspeó un par de veces para después toser una vez antes de continuar. Entonces dijo
- El primer antecedente al que me referiré será el siguiente. En la segunda década del siglo XX dos prestigiados personajes, el arqueólogo bíblico Kinnaman y el egiptólogo Petrie reportaron el haber hallado un corredor descendente en la meseta de Gizah que penetraba en gran profundidad hasta una cámara donde encontraron numerosos prismas cristalinos, máquinas anti-gravedad y muchos otros objetos los cuales describieron sencillamente como artefactos increíbles. La ubicación de dicha entrada nunca fue revelada.
- El segundo antecedente aunque perfectamente documentado no proviene del ámbito arqueológico, al menos como la academia lo entiende, y es el siguiente: Una década después, el afamado psíquico norteamericano Edgar Cayce, cuyas numerosas visiones llamadas lecturas se encuentran perfectamente archivadas y clasificadas por la ARE -siglas en inglés de la Asociación para la Investigación y la Iluminación para ser consultadas por estudiosos de todo el mundo- hizo referencia reiterada a la existencia de túneles y cámaras cuyo acceso se encontraba oculto igualmente en la meseta de Gizah, concretamente bajo la esfinge y predijo que la humanidad encontraría allí los registros históricos de un muy remoto pasado de Amenti, como conocieron los griegos a aquella civilización a la que nosotros denominamos -haciendo una pausa de un par de segundos antes de continuar en un tono intencionalmente enfático, dijo-: ¡La legendaria Atlántida desaparecida bajo las aguas hace unos 12,000 años!
Desde las afirmaciones del primer antecedente ya algunos rostros se veían bastante sorprendidos pues, si bien los alumnos habían visto cosas muy extrañas en las bodegas, aquellas afirmaciones eran demasiado. Pero fue sólo hasta la mención de la Atlántida que definitivamente se hizo inevitable el preguntar. Aunque nuevamente la pregunta salió de boca de Itzel, era obvio que ella sólo actuaba como una vocera que hablaba por todos cuando dijo
- Disculpe Profesor -a la vez que levantaba la mano- ¿La Atlántida? He leído muchas cosas sobre ella, de hecho parece que se han escrito miles de libros al respecto, pero oficialmente eso es solo un mito. ¿No es así?
El profesor esperaba un reacción como esa de parte de sus alumnos quienes en más de una ocasión habían manifestado interrogantes relativas a esos temas en la escuela o entre ellos en las reuniones, pero hasta ahora él se había limitado a escuchar cuidando siempre de no hacer ningún comentario, ni a favor ni en contra. El sabía que era inútil entrar en polémicas estériles producto de intelectualizaciones, pues además, muy pronto dentro del mismo proyecto recibirían respuestas -por la vía por las que las obtienen las verdaderas mujeres y hombres de conocimiento- por la de la experiencia directa. Así que simplemente se limitó a decir
- Es un tema que puede ser muy polémico, pero quizá se aclare en parte tu duda si me permites continuar. Y asumiendo la autorización, como suele hacerse generalmente en esos casos donde se utiliza esa formula de cortesía, continuo diciendo.
- El tercer antecedente al que me referiré antes de regresar a México y a nuestro proyecto en Teotihuacan, es el siguiente. Muy recientemente, apenas en 2008, un explorador británico de apellido Collins hizo pública la existencia de una entrada en la meseta de Gizah que daba acceso a una extensa red de antiguos túneles y galerías que corrían a gran profundidad en el subsuelo, misma que exploró y fotografió. Collins afirmó que incluso esta red interconecta entre sí a las pirámides y que de hecho es el motivo por el que allí fueron construidas las mismas. El Dr. Hawass, entonces secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, máxima autoridad en arqueología dentro del gobierno egipcio, cargo equivalente digamos al del director general del INAH aquí en nuestro país, fue informado por el explorador y, aunque inicialmente avaló públicamente el descubrimiento, muy pronto los hechos fueron negados totalmente, situación que continúa hasta el presente.
Al escuchar aquello, los rostros de todos evidenciaban una expresión que hablaba de decepción, frustración e impotencia ante un sistema que intuían existía y que imponía o censuraba la verdad avalada muchas veces con argumentos seudocientíficos a la vez que desacreditaba aquello que no convenía tachándolo de “esotérico”, palabra satanizada por la ignorancia, sobre la cual, en general, ni los censores ni el resto de la gente conocen realmente su profundo significado.