Empezar a recordar hechos que no se han vivido en una vida del presente es acceder a espacios del inconsciente personal y colectivo y ello implica experiencias difíciles de transmitir para quienes las viven e igualmente difíciles de creer para quienes no las han vivido. Imágenes y voces entregadas como en un sueño que busca hacerse oír para ser recordado por otros y que son especialmente intensas en las montañas del valle sagrado de Tepoztlán.
Después de años de búsqueda desde mi infancia, una antigua profecía tibetana activó algo en mi memoria inconsciente y ello, con el paso de las décadas, me ha llevado a diversos lugares incluido Egipto al reencuentro con una vieja memoria que hablaba de lo mismo aunque de otra manera. Ahora, al menos un poco más consciente, puedo decir que esa memoria podría ser llamada la memoria de La Atlántida.
Sin embargo los sueños no siempre son claros, algunas veces tienen huecos que la razón no puede llenar. Un memoria incompleta puede esbozarse quizá apenas como un ensamble de imágenes y para ello artes como la pintura y la música, por ejemplo, pudieran ser lenguajes más apropiados pues no están tan sujetos al filtro de la lógica como pudiera ocurrir con la literatura, sin embargo finalmente nada impide tomar algunas evocaciones oníricas y unirlas en un collage de palabras. En el peor de los casos nadie lo comprenderá pero plasmarlas ayuda a quien lo hace a volverlas conscientes, o al menos un poco más. ¿Que otra cosa además del juicio del observador marca la diferencia entre locura y poesía?
Quizá para aquellos quienes nunca han tenido experiencias directas con los planos espirituales todo esto sean solo mentiras o al menos palabras vacías y sin ningún significado, sin embargo es a ellos a quienes dedico este texto, pues es para ellos para quienes tiene más sentido escribirlo, pues quizá si todos tuviéramos ya estas experiencias ni siquiera sería necesario decir nada al respecto. A los que nada puedo dar sin embargo es a los literatos de academia (escritores o lectores), eruditos clasificadores de géneros y estilos, interesados más en la forma que en el fondo y en criticar los fallos con la razón que en comprender las verdades con el corazón. Para ellos un escrito como este seguramente no tendrá ni siquiera la cualidad de ser un curioso texto. Tampoco nada tengo para ofrecer para quienes solo existe lo que se puede demostrar o comprobar de manera rigurosa científica o histórica. Para ellos todo esto apenas será mediocre ficción producto de la locura.
Quinta Tonantzin - Tlayacapan, Morelos (2017)
Nota: Los experiencias narradas en el presente texto, en lo esencial, reflejan sucesos fieles a como los mismos han sido relatados, sin embargo, los protagonistas y sus nombres, en la mayoría de los casos, han sido modificados intencionalmente por diversos motivos.
Cualquier semejanza con la ficción, es mera coincidencia.